No sólo el PIB o el ingreso per cápita indican desarrollo
Acostumbrados a declarar exitosos aquellos países que tienen un PIB o ingreso per cápita alto -medidas similares aplicamos a individuos...
- T+
- T-
Cristián Saieh
Acostumbrados a declarar exitosos aquellos países que tienen un PIB o ingreso per cápita alto -medidas similares aplicamos a individuos, olvidamos que el desarrollo se mide también por la forma en que las personas abordan sus conflictos y los solucionan. Nuestra cultura caracterizada por la desconfianza, nos ha llevado a administrar deficientemente nuestros conflictos. Muchas veces las empresas y personas dejan que el conflicto evolucione adquiriendo mayor relevancia y subordinan el resto de las comunicaciones a la conflictiva. Se buscan medios para dañar al otro, hacer inviables sus opciones y obligarlo a aceptar condiciones unilaterales. Lo que molesta al otro es valorado positivamente y si el conflicto se profundiza, cualquier cosa que ocasione perjuicio a la otra parte es celebrada como un triunfo.
Nace así nuestra recurrencia a entregar a terceros, especialmente jueces, la solución de muchos de los conflictos, lo que denota nuestra incapacidad para hacernos cargo de ellos. Chile es un país legalista porque desconfiamos los unos de los otros; constantemente buscamos la validación de nuestro actuar en la ley y en los jueces. El problema es que entregar la solución a los tribunales es caro y lento; las sentencias no atacan la fuente de los conflictos sino sus efectos y las relaciones entre las partes se resienten, muchas veces, para siempre.
Afortunadamente, en los últimos años nuestro país está dando pasos hacia etapas más avanzadas de desarrollo, y esto no sólo porque tengamos un Sernac Financiero o un ingreso per cápita de US$ 16.000. En efecto, reformas a los distintos procedimientos judiciales han mostrado que la solución alternativa de conflictos, vía mediación o conciliación -que a grandes rasgos son negociaciones asistidas por terceros- disminuyen los tiempos y el recargado trabajo de los jueces y, lo más relevante, hace que las partes se hagan cargo de sus diferencias.
Ejemplos hay muchos y son alentadores. En materia laboral en 2010, de las 7.108 causas ingresadas, 2.019 terminaron por sentencia y 2.250 por métodos alternativos de resolución de conflictos. En familia, de las 482.808 ingresadas, 173.534 terminaron por sentencia y 191.916 por métodos alternativos. Es relevante que en familia los acuerdos superen las sentencias ya que las relaciones emocionales pueden reconstruirse o, al menos, no profundizarse.
Y la justicia privada también tiene ejemplos destacados que muestran la eficiencia y efectividad de innovar sustrayéndonos del conflicto judicial tradicional. El sistema de administración de nombres de dominio en Chile tiene un procedimiento de solución de controversias rápido, transparente y eficiente; así, los conflictos sobre asignación de nombres de dominio se resuelven en pocos meses y pronto NIC Chile implementará un sistema on line en que las controversias serán resueltas por árbitros en plazos brevísimos. Otro tanto encontramos en el Centro de Arbitrajes de la CCS: muchas causas llegan a acuerdos promovidos por los árbitros; los plazos son breves y las sentencias de alta calidad.
Es necesario profundizar en métodos alternativos de solución de controversias; un acuerdo negociado supone que las partes han demostrado poder dialogar y crear valor. Eso también es desarrollo.